El Sistema sanitario que tanto llevaba pidiendo un rediseño de su propio modelo parece que va a conseguirlo gracias a la mayor crisis sanitaria a la que se ha enfrentado antes.
Lo que es ya un secreto a gritos es que nuestro Sistema no estaba preparado para afrontar una situación de esta magnitud, incluso cuando todavía a día de hoy las cifras de fallecidos varían según la fuente.
Pero mañana lunes, cuando todo el país va estar entre las fases 2 y 3 del proceso de desescalada, vamos a poder observar varios aspectos que serán clave en el futuro más inmediato:
- Se va a poner en evidencia si la población ha aprendido a tener más responsabilidad sobre el uso de los servicios sanitarios y cómo van a utilizarse a partir de ahora.
- La cuidadanía debe entender que la salud colectiva impacta de frente sobre la salud individual y las medidas de seguridad tienen preferencia sobre cualquier acción.
- El papel de las organizaciones sanitarias y su capacidad de adaptación a la ‘nueva normalidad’ que tiene que ir acompañada de un nuevo modelo sanitario, así como su proceso de reinvención ante una nueva realidad durante la pandemia, va a quedar al descubierto.
- Los modelos rígidos y las previsiones ante un escenario de incertidumbre mayúsculo van a derivar en un choque de trenes si se sigue haciendo lo mismo como hasta ahora.
- La implantación de las nuevas tecnologías, las vías de comunicación con la población y la teleconsulta van a evacuar actividad presencial de los centros sanitarios.
- Las citas presenciales deberían basarse en criterios clínicos, en lugar de que la demanda se dispare sin control y aumente el riesgo de saturación.
- El factor de la accesibilidad y la capacidad de respuesta de los equipos de salud será un pilar imprescindible como medida de contención.
- La gestión de la morbilidad, cronicidad y prevalencia de enfermedades merecen una profunda revisión y cambio y veremos quiénes habrán puesto el foco en ello y de qué manera.
- El principio de subsidariedad de los equipos va a suponer un rediseño en las estructuras de la actividad.
- La burocracia estéril y las acciones que antes del estado de alerta eran imposibles (o eso interesaba hacer creer) y que su puesta en archa han significado un más notable avance tanto para profesionales como para usuarios, deberían perdurar para evitar retrocesos innecesarios.
- Patologías como la ansiedad, la depresión van a derivar en trastornos de mayor envergadura y complejidad.
Pero habría que preguntarse hasta que punto los equipos de Atención Primaria tienen capacidad de autogestionarse y modelar sus organigramas internos en función de las necesidades que requiera la población a la que dan cobertura.
La libertad estructurada de los equipos sobre cómo dar salida a la demanda va a ser determinante y establecerá un nuevo concepto de cultura de salud.
Volver a los modelos y a los vicios adquiridos previos a la pandemia es un error que no podemos ni debemos permitirnos.